Te lo prometí,¿recuerdas?
Me bastaron sólo unos días para proponerme hacerte feliz, sin prisa, sin pausa. Te lo prometí, cuando llegaste con la luna debajo del brazo. Sin esperar nada y esperándolo todo. Y me enseñaste a sonreír. Mucho. Tanto. De 1.000 maneras.
Te lo prometí y hoy te lo vuelvo a prometer, pero a lo grande, sin pequeñeces.
Enhorabuena.
ResponderEliminarCorona tu felicidad con la envidia de los que seguimos siendo buscadores.
Cuando una promesa es la excusa perfecta para hacer feliz a alguien, aunque no sea necesaria porque ya es una promesa en sí misma, y crece tanto y se vuelve tan natural que se convierte en el día a día. Y es que me resulta tan fácil hacerte sonreír que todos los días se convierten en doces para mi.
ResponderEliminarEsas sonrisas no se han aprendido, solo estaban escondidas a la espera de que las hiciera emerger con pequeños golpecitos de cincel en tu corazón. Ningún explorador hubiera podido descubrir un tesoro mayor que éste.
Ahora solo resta que te descubras a ti misma, que estos nueve meses solo han sido el principio.