La luna debajo del brazo

16.3.11

Te lo prometí,¿recuerdas?

Me bastaron sólo unos días para proponerme hacerte feliz, sin prisa, sin pausa. Te lo prometí, cuando llegaste con la luna debajo del brazo. Sin esperar nada y esperándolo todo. Y me enseñaste a sonreír. Mucho. Tanto. De 1.000 maneras. 

Te lo prometí y hoy te lo vuelvo a prometer, pero a lo grande, sin pequeñeces.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena.
    Corona tu felicidad con la envidia de los que seguimos siendo buscadores.

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  2. Cuando una promesa es la excusa perfecta para hacer feliz a alguien, aunque no sea necesaria porque ya es una promesa en sí misma, y crece tanto y se vuelve tan natural que se convierte en el día a día. Y es que me resulta tan fácil hacerte sonreír que todos los días se convierten en doces para mi.

    Esas sonrisas no se han aprendido, solo estaban escondidas a la espera de que las hiciera emerger con pequeños golpecitos de cincel en tu corazón. Ningún explorador hubiera podido descubrir un tesoro mayor que éste.

    Ahora solo resta que te descubras a ti misma, que estos nueve meses solo han sido el principio.

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