Ayer me pilló por sorpresa una noticia: María Vasco se retira tras trece años en la élite. Y fue como si se apagara del todo la lucecita que ilumina un pequeño sueño.
Siempre cuando eres pequeño te enseñan que tienes que luchar por tus sueños, yo dejé escapar uno de los míos, uno que realmente me hacía feliz. Calzarme las zapatillas y darle marcha a mis piernas.
Desde entonces he seguido a María, sufrí con ella en todas las olimpiadas en las que ha participado, vibré de emoción cuando ganó la medalla de bronce en Sidney y ahora me entristezco viendo sus lágrimas en el vídeo de su despedida.
Dejé el atletismo, pero gracias a ella, a sus kilómetros, mis piernas nunca olvidaron la marcha, esa sensación indescriptible que se siente a cada paso.
Gracias por estos años, campeona